La moda es, obviamente, mucho más que eso. Escuchamos una y mil veces que es una actitud, una forma de vida y lo es, en verdad. Así como diez años atrás veíamos lo que era moda en los adolescentes (el cabello alocado y largo para ambos sexos, los jeans rotos, los colores magenta y cian en las paletas de maquillaje siendo abusados en todo el rostro) como algo ridículo, ahora lo volvemos a ver, de a poco, en algunas cosas. Porque cuando la moda nos atrapa en nuestra adolescencia y la soltamos unos años después, tarde o temprano vamos a reconciliarnos.
Todo vuelve. Y la moda, más que algo pasajero como la gente suele calificar, es un boomerang. Un boomerang de estilo que se renueva con cada vuelta, que va, viene y trae su forma de ver la vida a través de la ropa, los accesorios y el hair & make-up. Lo que la moda pide de nosotros es que encontremos nuestro estilo y estemos dispuestos a renovarlo temporada a temporada, que nuestra ropa nos represente y nos haga sentir bien, que cada paso con esos zapatos costosos no duela sino que nos lleve a lugares maravillosos.
Así que esa es la consigna, lectores: encontrar su propio estilo, un estilo que sea puramente suyo, y dejarlo evolucionar. Que cambie, como uno cambia, y nos haga sentir bien al vernos al espejo. Al que no le gusta, está invitado a mirar para otro lado... pero no saben de lo que se pierden.
Marc St. James
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